miércoles, 17 de julio de 2013

AURALIAS Y AURELYAN - Mi ballena y delfín NUEVA TOMA DE CONCIENCIA

Alexiis, Julio 17, 2013

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Tal como he comentado anteriormente, ahora al ir leyendo mi auto-análisis voy encontrando informes que bien valen la pena compartir y que no los he incluido en mis libros publicados pero que siento que serán de interés para muchos de nosotros, ya que tanto las ballenas como los delfines son de una gran importancia para nosotros ya que ellos son los custodios de una gran parte de la historia de la humanidad.

Cuando durante mi primer viaje a Hawaii se me comentó que yo tenía que ser la transmisora de la información que Auralias me iba a suministrar, por supuesto me resultó increíble y de regreso a casa comencé a buscar toda la información que podía conseguir sobre las ballenas y fundamentalmente su parte espiritual.

A raíz de ello tuve la gran suerte de conectarme con Linda Shay, una gran trabajadora y sanadora con la energía delfínica, la cual me regaló su libro, Desde el Océano hasta la Tierra, que había escrito sobre este tema y me autorizó a traducir y publicar uno de los capítulos del mismo, que es lo que quiero compartir con ustedes.

Se trata del Capítulo 12 – Zambullida Profunda, en cuyo texto encontré muchas respuestas la infinidad de preguntas que tenía con respecto a mi contacto y mi misión de trabajo con Auralias y también con Aurelyan.

CAPÍTULO 12 – ZAMBULLIDA PROFUNDA

Cuando este viaje con los delfines comenzó, yo no comprendía porqué me estaba pasando a mi.

Siempre me he considerado una muchacha que pertenece a las montañas. Me encantaba la tierra, las montañas y las flores silvestres. El océano estaba bien, pero no alimentaba a mi alma como que era algo fuera de lo natural... en la tierra.

Para mí, no había nada mejor que dar largos paseos por un sendero cubierto de agujas de pino a través de los bosques, respirando el vivificante aire montañés. Yo iba a buscar el punto perfecto. Recostándome gentilmente sobre la suave tierra, absorbiendo las vistas tan bellas, los aromas y los sonidos de la madera alrededor mío, con mi mirada elevándose hacia arriba. El cielo me fascinaba. Nunca me cansé de observar las blancas nubes parecidas al algodón mientras cambiaban de forma y se desplazaban sobre mi cabeza, flotando por el cielo azul. Yo buscaba las formas y caras en las mismas, tal como lo hacía de niña durante interminables horas.

Me encantaba caminar al aire libre vivificante del otoño, haciendo mis pasos en forma de zigzag para sentir el crujido de cada hoja caída que había a la vista. Y los paseos de invierno a través de los bosques cubiertos de nieve, escuchando solamente el crujido rítmico de mis pisadas en la nieve. ¿Lo ven? Soy una chica del campo.

Estaba totalmente perpleja por este asunto de los delfines.

En los días iniciales de mi despertar espiritual, leí dos libros clásicos de aventuras espirituales, “Profecía Celestina” (La Novena Revelación) de James Redfield y “Mutant Message Down Under” (Mensaje Mutante Down Under corresponde a las zonas de Australia y Nueva Zelandia), por Marlo Morgan. Un día, al cavilar sobre mis aventuras con los delfines, recordé que al leer esos libros, yo deseaba fervientemente que ese tipo de aventuras espirituales me pasasen a mí.

Se me ocurrió, ¡esta es la historia viviente de aventura espiritual! ¡Este tipo de cosas me están pasando a mí! Salvo que mi historia tiene lugar tanto en la tierra como en el océano. ¡Así que fue eso lo que pedí, después de todo! La forma en la que se manifestó mi historia iba mucho más allá de mi imaginación más salvaje, ¡eso es seguro!

En los días iniciales, mi trabajo con la energía delfínica era una curiosidad no solamente para mí, pero también para aquellos que se sentían atraídos para recibir la energía. Durante las primeras sesiones, los delfines frecuentemente me hacían llegar mensajes a través de mis clientes. (N.d.T. se acostumbra decir clientes en lugar de pacientes). Muchas veces, durante una sesión de energía delfínica, mi cliente diría lo siguiente para mí, “Usted es uno”, en voz alta. Yo sabía que estas palabras provenían de los delfines, y que representaban un mensaje para mí. Mi interpretación era que ellos me estaban diciendo que yo era un delfín.

Yo no comprendía esto, aunque, de hecho, todos estamos constituidos de la misma materia. Todos provenimos de la misma fuente. Todos somos todo. Yo no comprendía lo que los delfines me estaban diciendo.

Una parte de la respuesta vino del Arcángel Miguel. Un día vino para una sesión una mujer que lo canaliza. Al final de la sesión ella dijo, “El Arcángel Miguel tiene un mensaje para ti, si te gustaría escucharlo”.

“Por supuesto”, respondí.

Él habló acerca de mi trabajo con los delfines, y cuando el mensaje se acercaba a su fin, hizo una pausa. Casi como un pensamiento posterior, me preguntó si me gustaría saber algo acerca de mi linaje.

“Si”, respondí.

Él continuó, “Una concentración suprema de tus experiencias de vida han sido como un mamífero acuático.”

Por raro que esto sonase, de alguna forma ayudó a que las cosas tengan un mayor sentido. Así que anteriormente he sido un delfín, en forma física... y no solamente una vez! Quizás ni siquiera solamente en este planeta! Esta revelación me ayudó a aceptar, un poco más, lo que estaba ocurriendo entre los delfines y yo. Me trajo una cierta paz interior.

Al mismo tiempo, esa pieza del rompecabezas puso en movimiento una corriente subterránea sutil y perturbadora, la cual rápidamente surgió a la superficie dentro mío. Yo comencé a sentir como si mi mundo entero, toda mi identidad, se hallaba en duda. Yo sentí como si tirasen la alfombra debajo de mis pies. Ya no sabía más quién era. Todo lo que yo consideraba ser, ahora se hallaba cuestionado.

No se me ocurrió en ese momento que mi auto-conocimiento simplemente se estaba expandiendo para incluir una parte mayor de lo que yo soy. En lugar de entender que yo era de la tierra/suelo y del mar, mi mente podía captar solamente una identidad por vez. Al comienzo, yo percibí que este viaje con los delfines era una disolución de la Linda que yo conocía. Se me estaba presentando una identidad totalmente nueva, y no tenía un marco de referencia para ella en mi vida. Me sentí perdida, confundida y sola.

En el mundo exterior, yo compartía mi historia y la energía delfínica con todo aquel que cruzase por mi camino. Mucha gente recibió una gran cantidad de inspiración y consuelo de mi trabajo. Mientras tanto, mi mundo interior se estaba balanceando y rodando.

Mi viaje interior era un reflejo de aquella primera meditación con los delfines, cuando mi guía espiritual de los delfines me llevó a las profundidades del océano. Yo estaba siendo llevada profundamente hacia mi interior, hacia las profundidades de mi océano interior de las emociones. Yo descubrí paquetes de emociones que había estado suprimiendo durante toda mi vida, y algunas veces durante muchas vidas. Por más difícil y doloroso que fuese el viaje, toda mi familia delfínica espiritual siempre estaba conmigo. Yo nunca estaba sola. Era importante para mí el ir a estos espacios, de experimentarlos plenamente, para poder salir del otro lado más entera e integrada.

Se produjo un evento fundamental que intensificó la crisis de identidad por la que estaba pasando. Durante un tiempo David (esposo) dirigió encuentros nocturnos en Sedona, que él llamaba Las Lecciones Mágicas de Merlín. Si, Merlín, el mago, era el principal guía espiritual de David en esa época.

Durante estas noches, a través de David, Merlín nos guiaba a través de experiencias metafísicas, las cuales eran provocativas y alteradoras para la mente.

Esta noche en particular, Merlín nos hizo experimentar el mover nuestra conciencia a voluntad... primero dentro de nuestros cuerpos, y luego hacia el cuerpo de la persona sentada al lado nuestro. Yo tenía que mover mi conciencia hacia el cuerpo de la persona sentada a mi izquierda, y mi cuerpo iba a recibir la conciencia de la persona a mi derecha.

Cuando era el momento en el que yo tenía que mover mi conciencia hacia la persona a mi izquierda, se me bloqueó la entrada. Ya sea que la persona no quisiera que yo entrase, o yo no quería ir... no sé cuál es la verdad. Sin embargo mi conciencia permaneció en mi cuerpo así que estaba presente en el momento en el que la conciencia de Lori entró.

Era un sentimiento increíble y el presenciar la conciencia de otro ser en mi interior, explorando mis recovecos internos. Yo había quedado totalmente vulnerable; no había lugar para ocultarme. Probablemente por primera vez en mi vida, todo mi ser se revelaba a otro ser humano. Era intensamente íntimo. En ese estado de conciencia pura, no había juicio; por consiguiente, me sentí completamente segura. Yo era amada incondicionalmente y era aceptada exactamente por ser lo que era en ese momento. Era una experiencia extática!

Luego mi conciencia abandonó mi cuerpo. Me sentí muy, muy lejana. No sabía dónde me encontraba, pero mi experiencia visceral era una de pura bendición. Sea donde sea que haya estado, yo quería permanecer ahí para siempre.

Después de la meditación, nos movimos en círculo compartiendo nuestras experiencias. Lori, cuyas meditaciones son altamente visuales, describió lo que vio cuando su conciencia estuvo en mi interior. Nos vio a ambas en Seal Beach (Bahía de las Focas) en La Jolla, California, observando con gran detalle las focas las que estaban tomando sol en la bahía. Contorneando mi cuerpo con gran intensidad, ella observó a medida que mi forma humana se desvaneció y volvía, revelando fugaces visiones de mi forma delfínica. Finalmente ella vio como mi cuerpo se transformaba totalmente en un delfín, que se introdujo en el agua y se fue nadando hacia fuera al océano.

Así que es ahí donde estuve cuando me fui. Yo cambié mi forma hacia mi cuerpo delfínico y salí nadando hacia mi familia delfínica. No me asombra que no haya querido volver.

Al día siguiente me desperté con un estado de añoranza y pena que penetró hasta el núcleo mismo de mi ser. Estaba devastada acerca de la condición de mi vida. Estaba enfadada por ser un humano, por tener que vivir alejada de los delfines. Estaba reptando dentro de mi piel, tratando de salir.

Nada de esto tenía sentido para mi mente consciente, sin embargo no era capaz de alejar estos pensamientos y emociones. No me podía sacudir la desesperación. Mis preguntas eran incesantes. ¿Quién soy realmente? ¿Soy un delfín en un cuerpo humano? ¿Cómo puede ser esto? ¿Por qué tuve que ser un humano en esta vida? ¿De qué se trata todo esto? Estaba enfada y confundida. Una parte mía quería volver desesperadamente y estar con los delfines, en mi forma delfínica. Al mismo tiempo, estaba aterrorizada de que si me convertía nuevamente en un delfín, incluso energéticamente, podría ser que no tuviese la fuerza suficiente como para volver.

El aislamiento era total. En aquel entonces, yo no conocía a otro ser humano que sintiese lo que yo sentía. Creí estar enloqueciendo.

Mientras tanto, en mi interior se abrió un portal, a través del cual la conciencia delfínica comenzó a surgir a borbotones y comenzó a permear a todo mi ser. Comencé a recordar, y lo sé, cómo era vivir como un delfín. En mis vidas de delfín, nuestras interacciones el uno con el otro y con nuestro entorno eran amorosas, alegres y armoniosas. Vivíamos en un estado permanente de unidad, ese estado elusivo de conciencia para conseguir el cual nosotros los humanos pasamos vidas enteras tratando de conseguirlo. Para los delfines, la unidad es nuestro estado natural. Como un delfín, yo era amada, amorosa, feliz, profundamente nutrida y completa.

Me hice ultra sensible frente a las crueldades y crudeza que nosotros los humanos nos infligimos tan casualmente el uno al otro en cada día de nuestras vidas. Con cada interacción, pequeña o grande, yo sentí el dolor de la misma en mi cuerpo. ¿Cómo podemos ser tan crueles? ¿Cómo podemos ser tan dañinos frente a la gente que amamos? Mi insensibilización frente a la condición humana comenzó a desenredarse. Frecuentemente estaba tan abrumada que comenzaba a llorar. David me llegaba a escuchar, y venía y me sostenía hasta que internamente estaba vacía. Ninguno de los dos sabía qué es lo que se podía hacer para mí. Parecía no haber respuesta. Sea por la razón que sea, yo tenía que atravesar estos espacios oscuros. Yo tenía que ver lo que estaba viendo, y sentir lo que estaba sintiendo.

Yo vacilaba entre luchar con el lado oscuro de la humanidad y abrazar la bendición del despertar de mi naturaleza delfínica. El contraste de la calidad de vida de los humanos y los delfines es extremo. Yo prefería la vida de un delfín. Yo no estaba segura para nada a dónde esto me estaba llevando, y si lo era, en definitiva, algo bueno para mi.

Cada tanto me conecto con otra persona delfínica y me siento impelida a compartir la confusión, tristeza y la desesperación que sentía con frecuencia. La otra persona permanecía en silencio. Ellos silenciosamente me revelaban que ellos también, a veces, se sentían de esa forma. Ellos, también, se sentían perdidos y solos, como es estar viviendo una vida a la cual no pertenecen. La soledad puede ser devastadora.

Fue un descubrimiento el conectarme con otros seres humanos que estaban experimentando los mismos sentimientos y por consiguiente, una fuerte conexión con los delfines. El encontrar a alguien que verdaderamente podía comprender por lo que yo estaba atravesando, y viceversa, nos aseguraba que no estábamos solos, y que no estábamos locos. Era como si fuéramos cuerda salvavidas el uno para el otro. El ser esa cuerda salvadora actualmente se convirtió en gran parte de mi trabajo. Pasé una cantidad de tiempo alentando a la gente y apoyando a otros en sus viajes de auto-descubrimiento.

En los años siguientes, he tenido recurrentes brotes de apatía y depresión. Cuando no estoy sintonizada con la frecuencia delfínica, entro en depresión. Cuando me sintonizo con ellos sumergiéndome en mi trabajo, entonces es como que cada circuito en mi interior se ha encendido. Mi energía es asombrosa y estoy apasionada con la vida. El contraste es notable, y puede ser instantáneo.

La primera vez en la que se produjo este cambio de energía, los delfines me dieron una ima-gen visual para explicarlo. Lo “anterior” era una vieja lata oxidada de gasolina con agujeros que la perforaban y la bencina (mi energía) escurriéndose en todas las direcciones. Cuando yo me conectaba con la energía de los delfines, instantáneamente, justo delante de mis ojos, la lata quedaba entera. Los agujeros desaparecían, la lata se transformó en un brillante recipiente nuevo, rojo flamante, y la gasolina estaba frenada y en el interior.

Yo comencé a comprender de que me deprimía cuando no vivía en alineación con mi verdadera naturaleza. Gracias a los delfines, mi cuerpo ahora sabe, a nivel físico, como puede ser la vida. Mi alma añora esa forma de vida y de ser más ligera, más amorosa y juguetona. Todo lo demás es inaceptable... todo lo demás directamente es doloroso.

Sin embargo, aun cuando sé que esto es la verdad, yo aún sigo teniendo estas grabaciones de “debería” y las creencias limitantes que circulan por mi mente... Debería ser más responsable. Debería conseguir un empleo real. Debería ser más seria. ¿Qué estás pensando que haces? Estás desperdiciando tu vida. Cuando esas grabaciones están siendo reproducidas, y les permito que me influencien, me deprimo. La depresión es la manera en que mi alma consigue que le preste atención, o para hacerme saber que mi vida está fuera de equilibrio.

Los contrastes de energía me han probado de una vez por todas, de que ciertamente estoy siendo nutrida y sostenida plena y completamente por la frecuencia de los delfines. Es mi responsabilidad la de mantenerme conectada con ellos, o yo, y aquellos que me rodean, sufren las consecuencias. Aún sigo sin comprenderlo, pero sé que esto es la verdad.

Una mañana tuve un sueño que ilustra muy bien todo esto.

Estaba yendo por una autopista y me acercaba a una curva en el camino. Perdí el control de mi vehículo, el cual comenzó como un coche y terminó como una pelota de energía. Yo observé como la pelota de energía chocaba contra la contención al costado de la ruta y se fue a pique hacia el área residencial que había abajo. Mi energía que se escapaba se incrustó en una casa, nivelándola con el piso. Y entonces, como en el dominó, cada casa de diversas hileras de casas alrededor colapsaban. Me desperté.

Yo interpreté ese sueño como una metáfora del impacto que nuestros pensamientos tienen en el universo. Cuando yo me encuentro en mis espacios oscuros, cada pensamiento y emoción negativa salen como pequeñas ondas al universo formando una energía destructiva. Cuando me estoy sintiendo bien acerca de la vida, y de mi misma, estoy enviando al universo una energía positiva, afirmadora de la vida. En cada momento, yo tengo la elección de ser una fuerza destructora o afirmadora de la vida en el universo. Es mi responsabilidad personal el avanzar rápida y efectivamente a través de los espacios oscuros, en lugar de revolcarme ahí. Cosechen el aprendizaje, reciban los regalos y vuelvan a la armonía.

La vida constantemente nos incita, ofreciendo oportunidades fértiles para la sanación. Fre-cuentemente, el simple acto de notar y reconocer un patrón destructivo, y luego elegir en forma distinta conscientemente, es todo lo que se requiere para sanar. Cuando la luz de la conciencia pura brilla sobre la oscuridad, la verdad es iluminada, y la oscuridad se disuelve. Puede ser así de simple.

Frecuentemente cuando siento pesado al corazón, me sintonizo con los delfines en mi mente y les pregunto qué es lo que debería hacer. Invariablemente, ellos regresan con una palabra: “Juega”! Esa parece ser su respuesta para la mayoría de mis aflicciones... “Juega! Simplemente juega”! Escuchar eso siempre me hace reír porque su energía es tan juguetona. Los delfines son la alegría personificada.

¡”Jueguen”! es el mensaje simple más frecuente que los delfines comparten con la gente que me viene a ver. ¡”Jueguen”! Cuando hablamos acerca del valor del juego, casi cada adulto responde sin duda alguna que, SI, ellos necesitan jugar más en sus vidas, pero ya no se acuerdan cómo hacerlo. ¡Qué triste es que hemos crecido y hemos olvidado cómo jugar!

Yo siempre he mantenido que la Verdad es simple. Cuando yo me ilumino y me tomo menos seria a mi misma... cuando río y juego... la pesadez desaparece. El dolor y el sufrimiento no existen en un corazón alegre! En cada momento, yo elijo mi experiencia de vida. ¿Será este un momento de alegría o uno doloroso? Siempre es mi elección.

Cuando exploro y abrazo, todos los aspectos de mi misma, yo profundizo y cosecho una experiencia más rica y más plena de quién yo soy, y del mundo que me rodea. A medida que abrazo las partes mías que no había querido ver, yo soy capaz de abrazar la vida con mayor compasión.

Yo ahora tengo un profundo respeto por los ciclos naturales de la vida. Yo les doy la bienvenida a ellos yéndome a mis profundidades sin miedo. Sé, por experiencia, que cuando emerjo del otro lado de la oscuridad, siempre soy más.

Mientras que frecuentemente me siento devastadoramente sola durante estas exploraciones hacia mis lugares más oscuros, en lo profundo de mi corazón sé que mis amigos espirituales delfínicos están conmigo. Ellos también mantienen el espacio del amor incondicional y de seguridad para mí!

Los delfines me aman profundamente, y yo siento su amor. Yo recibo su amor. Yo los dejo entrar. Ellos me han recordado, demostrándomelo, de que me merezco el amor. Ahora el salto es el de amarme a mi mis-ma, incondicionalmente. El amarme a mi misma significa la expresión alegre de mi ser, único en el mundo, sin preocuparme de la forma en la que otros puedan reaccionar. El amarme a mí misma significa el crear una vida que es total y completamente en armonía con mi ser verdadero. El amarme incondicionalmente es el sendero hacia la libertad verdadera.

Mi alma ya no está dispuesta a aceptar algo menor. La conciencia del regalo de los delfines para mí. Es su mensaje y regalo para todos nosotros. Depende de ustedes el recibir este regalo.

Gracias, hermosos, para estar ahí para mí, en mis tiempos de luz y tiempos de oscuridad. Gracias por amarme incondicionalmente, no importando cuál es el aspecto que traigo a la superficie en un momento dado. Estoy agradecida por su compañerismo durante estos viajes hacia las profundidades de mi alma.

Supongo que comprenderán cuán importante fue para mí toda esta información ya que evitaba el pensar que mi fantasía me llevaba al borde de la locura.

Hoy en día comprendo que este tipo de contacto es totalmente posible y lo único que lamento es que debido a mi estado físico nunca he podido entrar en contacto directo con mis hermanas, pero como he aprendido a elevarme más allá del cuerpo físico puedo salir a nadar y jugar con ellas, algo que recomiendo a todos.

Al principio no podía creer que debajo del agua no existía el problema respiratorio que tengo en la superficie, allá puedo moverme con toda agilidad, todo lo que hoy en día ya no puedo hacer aquí. Agradezco profundamente tener por lo menos esa posibilidad.

Me despido hasta el próximo encuentro de algo que considere que vale la pena compartir. Con amor, Alexiis.

http://alexiis-vozdelaluz.blogspot.com

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